El verano y las vacaciones son buen momento para volver a la actividad física. Pero si queremos sumar oxígeno y endorfinas a nuestra vida no solo tendremos que respetar los protocolos que impone la pandemia sino que debemos ser metódicos: lo peor que podemos hacer es comenzar a hacer deporte realizando un esfuerzo desmesurado.
Siempre que tengamos el okey de nuestro médico de cabecera (en algunos casos se nos pedirán chequeos previos), caminar o andar en bicicleta son dos actividades sencillas que se pueden hacer sin demasiado gasto ni ocupar mucho tiempo. Pero en todos los casos hay que evitar que el deporte mal hecho terminé convirtiéndose en un problema para nuestra salud. Por eso desde el primer día que nos ponemos en acción debemos estar atentos a lo que dice nuestro cuerpo, ya
que la mejor herramienta para evitar lesiones es la prevención. Estas son algunas que vale tener en cuenta:
- Aumente gradualmente el nivel de actividad semana a semana. Para ello, fíjese metas realistas. No pretenda correr 3 km si apenas camina 10 cuadras sin sentir cansancio.
- Antes de comenzar realice la entrada en calor. Dedique 10 minutos a preparar los músculos para la actividad. Una caminata rápida y ejercicios de elongación ayudan a evitar lesiones y dolores posteriores.
- Cuide la hidratación. Beber por lo menos 2 vasos de agua sin gas en las dos horas previas. Tomar líquidos durante el ejercicio y después de terminar.
- Escuche las señales de dolor. Ante ellas, deténgase. Si está acompañado por un profesor, consulte con él. Es posible que esté haciendo el ejercicio mal y eso lo perjudique.
- Respete los límites. Conozca su cuerpo y no se exceda en el esfuerzo.
- Vuelta a la calma. Termine la actividad con ejercicios de estiramiento y una caminata a paso lento para recuperar la frecuencia cardíaca normal.